martes, 1 de abril de 2008

AUTONOMIA EN EL APRENDIZAJE


¿Se puede enseñar sin que sus estudiantes aprendan?



Hasta hace algún tiempo el niño que no aprendía era un burro, sin detenernos a buscar el ¿por qué?
Así mismo el diagnostico del grupo es básico para que el maestro elabore sus estrategias de enseñanza.


Es importante que hagamos una autor reflexión sincera para ver si existe en la relación del maestro y alumno, alguna clase de conflicto o rechazo personal, lo que puede ser uno de los motivos que interfiera en el aprendizaje del niño. Es necesario en primer lugar aceptarlo y evitarlo por parte del profesor.


La existencia de una enseñanza sin aprendizaje, lo podemos ver en la experiencia cotidiana de alumnos y maestros, que sin duda han compartido muchas horas de incomprensión mutua. Todos los maestros hemos vivido la angustiosa situación de enseñar cosas que los alumnos no aprenden, lo lamentable es que a este estado le sigue con mucha frecuencia la resignación. Y esos mismos alumnos han vivido también con irritación, paciencia y apatía la situación inversa de ver cómo alguien les enseña cosas que ellos no estaban en disposición de aprender.

Porque aprender requiere que alguien organice actividades para que se logre que todo cambio sea relativamente permanente y que los conocimientos, actitudes y habilidades se den como consecuencia de la práctica. En esta situación, enseñar requiere diseñar escenarios sociales con el fin de que alguien aprenda algo, planificar acciones comunicativas con una intencionalidad.

¿Pueden aprender sin necesidad del maestro?


Los niños aprenden continuamente, de sus pares de sus padres, de la televisión, de su vida cotidiana van aprendiendo en base a sus experiencias. Claro que todo esto es un aprendizaje informal. Sin estructura.



Paulo Freire, que entiende al ser humano como devenir, lo describe inmerso en un proceso dialéctico consigo mismo. “No somos sólo lo que heredamos ni únicamente lo que adquirimos, sino la relación dinámica y procesal de lo que heredamos y lo que adquirimos”
De esta manera el define que la educación debe ser libre, no solo aprender en el aula.



¿Qué papel juega la autoridad en la escuela?



Dentro de la escuela la autoridad paso de ser autoritarismo militar a un nivel de preocupación, en el cual la autoridad no existe.



Con los maestros ahora existe una sensación de frustración y poca autoestima. Los maestros se encuentran desamparados frente a los niños violentos y con mal comportamiento. Uno de los problemas es que, ante actitudes agresivas en la clase, los maestros no saben muy bien lo que tienen que hacer, las medidas concretas que tienen que tomar, a quién recurrir.



Muchas veces los maestros tenemos miedo de caer posiciones autoritarias confundiendo autoritarismo con autoridad. Sin embargo el autoritarismo se manifiesta como defecto en el ejercicio del poder, pues se basa en un poder arbitrario donde alguien se erige en el lugar de la Ley. El maestro autoritario sitúa su práctica en el eje dominación-omnipotencia, es decir, intenta dirigir esperando solo sumisión y obediencia, desconociendo al alumno en su alteridad. Uno de los recursos más utilizado por un docente autoritario suele ser la intimidación que puede generar tanto, miedo a la sanción disciplinaria, a repetir de grado, como por el contrario, generar ira, desobediencias o actos de violencia.



Del maestro autoritario brincamos totalmente a el maestro que "deja hacer", porque no se puede constituir como autoridad es promotor de situaciones de desorden, apatía y violencia. El exceso de permisividad cuando no se toma en cuenta una ley que organice lugares, marque diferencias, pueda llevar a naturalizar cualquier situación. Tanto la posición laissez faire como la autoritaria obstaculizan la constitución de un sujeto autónomo y responsable.
Basándonos en la falta de valores y de que pasamos de la libertad al libertinaje dentro de las aulas.



Jean Piaget plantea que la autoridad bebe ser siempre democrática, lo cual no excluye que al niño, en caso necesario, se le impongan sanciones, las deben ser por reciprocidad, de tal modo que se le permita al niño construir las reglas de conducta, las normas y la moralidad por medio de la coordinación de diferentes puntos de vista y no de la imposición arbitraria de los adultos.
La autoridad forma la disciplina, pero tiene implícita la firmeza, la energía y la bondad que conllevan, por medio de un mensaje, un buen tacto pedagógico, una buena sabiduría, para lograr el respeto, la compresión y la confianza de aquel a quien vaya dirigida. De este modo es posible que se reconozca la superioridad de quien la impone con bases firmes y sólidas, teniendo siempre presente que la firmeza debe estar acompañada de calma, la que enseña a hablar sin gritos, a reprender sin insultar y a mandar sin atropellos.



La puesta de límites para favorecer el aprendizaje pasa a ocupar un lugar central, que deriva en excesos e insuficiencias y conduce a la cuestión de la disciplina. La palabra disciplina tiene un doble significado estrechamente vinculado a lo educativo. Hace referencia tanto a las áreas del conocimiento, como a las reglas que mantienen el orden y la obediencia. Un aspecto positivo de esta acepción relaciona la disciplina con una forma de autodominio, que permite a un sujeto conducirse de tal manera que alcance sus metas a pesar de los obstáculos.

1 comentario:

Martha Patricia Escalona Vences dijo...

¡Muy buena aportación Marisol!, estoy de acuerdo cuando mencionas la importancia de diseñar escenarios sociales; claro que ésto es para coadyuvar con el aprendizaje significativo.
¡Felicidades! Paty Escalona de Cuernavaca, Morelos.